"Sentir tus dedos entrelazarse en mi cabello, halando hasta obtener el control de mis labios por completo, sumergidos en la embriaguez de tus besos, no tiene precio".
Y nos dejamos seducir por la noche, embriagándonos de ganas de tenernos,
Con cada palabra esbozada solo aumentaba el deseo de comernos,
Hasta que por fin decidiste ir en busca de la satisfacción de tus ganas,
Y hasta que al fin conquistaste mis labios con un cálido beso.
Y se unieron nuestros labios, para concretar lo que de años veníamos sintiendo,
Y se probaron nuestras lenguas, degustando el sabor del deseo,
Mientras mi corazón saltaba de lujuria te unías a mi cuerpo,
Mientras tus manos exploraban cada espacio de mí que ardía oliendo a sexo.
Tus labios me decían cuan necesitados estaban de los míos,
Y tu aliento me impregnaba estremeciendo cada uno de mis sentidos,
Tu pecho ensanchado, lleno de placer comprimía mis senos,
Y sentía como en mi vientre reposaba una magnifica erección llevándome al límite de mis deseos.
Cuando recobro la conciencia de lo que pasa ya mi desnudez es poseedora de tus brazos,
Y te empecé a amar, y permití que me amaras, te bese la piel y te toque las ganas,
Y te comí completo, saciándome de ti cual frenesí vampiresco,
Y te sentí en mi boca, y te sentí en el cuerpo… Te sentí en el alma
Porque le hice el amor a mi amigo, al hombre que me supo escuchar durante tanto tiempo.
Mis manos hicieron la travesía de ese cuerpo, ese que conocía y que a la vez era todo nuevo,
Y mi piel absorta en deseo disfrutaba de tu calidez, de tu picardía y de tu imaginación sin desenfreno.
Y mi boca… Oh mi boca como pudo disfrutar de ti por completo, se hizo dueña y conquistadora por un sutil y delicioso periodo de tiempo.
Y mi corazón quedo tan feliz que escribiendo estas líneas se acelera solo con el recuerdo,
De la noche que nos amamos amigo, de la noche que por fin fuimos capaces de tenernos.
Elida Escalona.
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